Una casa de campo en la ciudad

Encontramos una casita de pueblo en la ciudad. Nos enamoramos de una ruina en Madrid.

Situada en un barrio fuera del centro, cerca del cinturón verde de Ciudad Lineal creado por Arturo Soria en el noreste de la ciudad, Hortaleza. Pinar de Chamartín, así como Canillas y el resto de Hortaleza, se desarrolló como respuesta a la inmigración desde las zonas rurales a mediados del siglo XX a la ciudad. Sin perder su carácter agrícola, en la zona se podían encontrar cultivos de cereales, viñedos y huertas con frutales.

Paseando por la zona se perciben todavía, entre unifamiliares de nueva planta, una serie de casas de una y dos plantas con zona de huerto. Reductos que sobreviven al empuje de la nueva construcción desde zonas más favorecidas como el Parque Conde de Orgaz y Arturo Soria.

Paseando por esta zona nos encontramos con nuestra casa de pueblo.

No sabemos nada de su historia pero probablemente se construyó para dar cobijo a 5 familias. Estas compartían una casa principal de dos plantas partida por un eje central de comunicación. Este eje daba acceso en planta baja a dos viviendas y al patio posterior, el cuál se cerraba con una vivienda de una sola planta adosada al resto de parcelas. Una escalera exterior daba acceso a otras dos viviendas en planta primera.

 

Punto de partida: una ruina en la ciudad

La estructura de la casa era sólida a pesar de una cimentación somera, algunos muros húmedos, alguna teja rota y alguna grieta.

Nos decidimos desde un principio a restaurar, recuperar y reciclar, versus demolición y nueva construcción. Intentando recuperar y preservar la estructura global de la casa.

El valor material de la construcción era bajo, materiales básicos usados en construcciones modestas de finales de la primera mitad del siglo XX, ladrillo macizo, tejas planas cerámicas y madera. Restaurar y modificar, no perder la noción de casa sencilla de campo, adaptándola a los nuevos habitantes consolidando las 5 unidades de habitación en una y un anexo.

El bajo presupuesto será un condicionante durante el proceso de diseño y de construcción. La idea de recuperar obteniendo como resultado final una estructura limpia, aislada, eficiente energéticamente y adaptada a la vida de una familia de 4 y. Enfatizando los espacios comunes abiertos, la necesidad de 3 habitaciones y un taller.

El tiempo de realización disponible era de 6 meses.

 

Cubierta

Descubrimos la estructura de madera de la cubierta al demoler el falso techo de la planta de arriba y decidimos incorporarla al espacio de habitaciones y estudio de esta planta.

Desmontamos la teja, aislamos con un panel sandwich acabado en yeso y pintamos de blanco cerchas, correas y listones.

 

Reutilizamos la teja sustituyendo las rotas por unas recuperadas de otras obras.

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Fachada

Limpiamos los dos volúmenes de todos los cuerpos anexionados como escalera exterior, baño exterior, almacén, cuadros eléctricos. Expusimos los ladrillos macizos que conforman los muros de carga descubriendo todas las capas de materiales usados a lo largo de los años. La textura del ladrillo con el mortero de cal se convierte en uno de los focos principales de la arquitectura del interior.

 

Decidimos usar un sistema SATE de aislamiento por fuera con revoco para las fachadas, de este modo conseguimos una estanqueidad que no proporciona el aislamiento desde el interior.

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Distribución

Separamos los espacios comunes de los privados en las dos plantas del volumen principal comunicados por una escalera interior.

 

Las estancias de cocina, comedor, estudio y estar se desarrollan en un espacio abierto que gira entorno a la escalera y la chimenea como únicos elementos anclados a la estructura de la casa.

 

La apertura de los muros de carga interior y exterior permite la fluidez del espacio hacia el espacio exterior de jardín y huerto. Y permite a su vez la conexión visual con el estudio anexo.

 

Con la rehabilitación conseguimos limitar el coste de la construcción sin perder ninguna de las necesidades funcionales y de confort deseadas. Trabajar con una estructura existente condiciona la arquitectura de la vivienda, pero a su vez invita a pensarla fuera de los métodos constructivos de la nueva construcción. Te permite la libertad de pensarla a la vez que la construyes, cambiando y desarrollando ideas fuera del papel.

En Madrid seguimos interesados en la demolición, algo que debería cambiar. Qué sentido tiene que exista un mercado para la vivienda ´tipo loft´, un morir de deseo por los espacios abiertos tan típicos de las series y películas americanas y derribar todos los edificios industriales de por ejemplo la zona de Méndez Alvaro ?  Preservamos edificios ´amables´, de ladrillo visto, palacetes …. y demolemos estructuras de la industria de Madrid. Sin hablar de la desprotección de iconos de la arquitectura moderna como la Pagoda de Fisac.

 

 

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